Resumen
Escribir un editorial para una publicación en papel parece un anacronismo en esta época de virtualidad. Nos hace pensar que los médicos vivimos una ambigüedad rayana en la esquizofrenia: embelesados con la tecnología biológica de avanzada y anclados educativamente en la imprenta con sus múltiples limitantes. La generalidad de los médicos en nuestro medio confía, casi exclusivamente, en publicaciones y asistencia a conferencias para mantenerse actualizada: papel y podium. Presentamos una férrea resistencia (tácita o manifiesta) a incorporar nuevos medios y tecnologías de comunicación y educación. Los obstáculos son múltiples, variados y se apuntalan unos a otros: empezando por la fuerza de la costumbre (y consiguiente resistencia al cambio), asociada al temor a todo lo que tenga que ver con tecnología de sistemas -especialmente en quienes no somos millennials o nativos digitales- y con el agravante de que la mayoría del contenido actualizado está publicado en inglés.